Eu me lembro de pequenas mãozinhas, que tocavam as minhas.
Um anjo que me tocava.
Mãozinhas frágeis, delicadas, macias, quentes, perfumadas.
Por que eu nunca admirei-as ou as toquei e beijei-as quando pude, tanto quanto poderia?
As mãozinhas sempre tocavam as minhas, as pernas, o rosto.
Eu escapava sem razão como a razão me escapa.
Por que a razão se nos escapa, a memória e o sentimento permanecem?
As mãozinhas eram uma pequena parte da perfeição e graça que transborda beleza e doçura.
Como pude tendo não ver, vendo não enxergar?
Dormia nos meus braços, ela me tinha e eu não a tinha e embora estivesse ali não estava.
Aonde estarei?
Quando estaremos?
As mãozinhas já não são as mesmas e eu nunca as tive, se foram e eu não as terei.
E como elas me fazem falta.
E eu nem sonhava que elas pudessem me tocar a alma.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
ResponderExcluirPuedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Yo no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba al viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido."
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo." Neruda